
¿Qué es ser emprendedor?
Parece muy confuso, pero en realidad no lo es.
Un empresario es aquella persona que dirige o posee una empresa, pudiendo haberla creado, o no. Suele adaptarse a cualquier idea de negocio, gestiona recursos financieros y humanos en entornos de gran complejidad debiendo ser muy racional y analítico. Su finalidad es la obtención de beneficios económicos, por lo cual tiene muy calculado el riesgo que asumirá.
Un emprendedor identifica una oportunidad de negocio y aborda su proyecto con ideas novedosas y, de esta manera, se organiza para iniciar su proyecto empresarial convirtiéndose, tarde o temprano, en empresario.
Se ilusiona, se vincula emocionalmente y el impulso por las ganas de querer ver su negocio crecer lo hacen más creativo.
Su misión es aportar algo a la sociedad, a la comunidad en la que vive transformándola con una parte de sí mismo.
El emprendedor se valora como creador, es quien lleva a la práctica sus conocimientos (como los de terceros) para poder desarrollar proyectos que se materializarán en la realidad. Es un co-creador.

Distinguiendo a un emprendedor de un empresario
LA EMPRESA
Habrá que considerar que un trabajador autónomo que lleva adelante una pequeña empresa sin necesidad de tener empleados, o una gran multinacional localizada en diferentes continentes tienen la consideración de empresa.
No todas ellas se organizan de la misma manera. Gran parte de las empresas son microempresas, y muchas veces el empresario es el único elemento humano existente. Cuando el empresario es quien hace todo o casi todo, no hay necesidad de establecer jerarquías o procedimientos estandarizados. No la llamaríamos organización, pero seguimos considerándola empresa.
Las empresas tienen un rol importantísimo en la economía de mercado ya que son una fuente de creación de bienes y servicios que demanda la sociedad, y porque la mayoría de las veces generan empleo mejorando el bienestar social.
Tener en cuenta el proceso de creación de una empresa es necesario para tener las mayores garantías de éxito de la misma, ya que muchas de las que nacen no sobreviven en un entorno tan competitivo como en el que vivimos hoy en día.
Aún en tiempos difíciles como los actuales se siguen creando miles de empresas, siguen habiendo personas con la iniciativa de montar un nuevo negocio, emprendedores con fuerza y perseverancia que ven en sus ideas oportunidades de negocio, y que tienen la ilusión de vivir con independencia laboral mediante un modo de vida propio.
EL EMPRENDEDOR EMPRESARIO
Un emprendedor empresario debe tener un carácter fuerte para sobrellevar inconvenientes y desafíos que se presenten; debe estar abierto a la idea de tener unos comienzos difíciles y que esto no lo tire para atrás.
Hay ciertos rasgos de la personalidad que es recomendable tener presentes tanto antes de llevar a cabo la gran travesía como durante el desarrollo y la expansión del negocio, como por ejemplo:
- El carácter emprendedor que imagina y materializa ideas.
- El pensamiento creativo para satisfacer las necesidades del entorno a partir de la innovación.
- La capacidad de asumir riesgos. Son cruciales la constancia y la perseverancia en tiempos de inestabilidad.
- Adaptabilidad, habrá que estar preparado a los cambios y situaciones de incertidumbre que no se puedan contemplar en un plan.
- Actitud optimista.
- Autoconfianza e iniciativa propia.
- Capacidad analítica y visión global del entorno económico, tecnológico, social, cultural y competidor para actuar en el presente y prever el futuro con la mayor precisión y objetividad posibles.
Se requiere de una actitud emprendedora al comenzar un nuevo proyecto, ésta es una actitud de arriesgar y quizás sacrificar propuestas profesionales con mayor seguridad económica.
Arriesgarse, sacrificar posibilidades profesionales, asumir que no se pueda ganar el dinero suficiente por algún tiempo son cuestiones que no deben dejarse de lado.
Esta actitud emprendedora se traduce en un compromiso al 100% con el proyecto, que significa estar disponible todo el tiempo que sea necesario.
Claro que el tiempo libre es una necesidad para el descanso del cuerpo y para mantener el bienestar de la familia y vínculos sociales como también para relajar la mente y poder darle lugar y espacio a los procesos creativos complementarios, pero es una realidad que el tiempo que se pasa fuera del trabajo, se reduce.

El Emprendedor imagina y materializa ideas.
Las primeras acciones que se realizan al iniciar la actividad empresarial tienen que estar bien encaminadas. Se deberá disponer de recursos económicos (en mayor o menor medida, dependerá del tipo de negocio), y de recursos intelectuales relacionados a la empresa.
El emprendedor necesita conocimientos para desarrollar la actividad empresarial que eligió como también es conveniente poseer otros conocimientos, aunque sean básicos, de contabilidad, trámites fiscales, etc., siendo frecuente contratar especialistas en estas funciones.
Esto refleja un rasgo inherente en el perfil del emprendedor, que es la inquietud intelectual, llevándolo a estar en continuo movimiento con ganas de aprender y profundizar.
Aunque sea el emprendedor una persona brillante rebosante de cualidades y virtudes, es habitual encontrarse con ciertas desventajas en comparación con empresas de mayor tamaño situándolo en una posición desfavorable, como por ejemplo:
- Tener dificultad de acceder a recursos financieros. El autónomo acaba autofinanciando la empresa o pidiendo créditos a corto/medio plazo.
- Hay áreas de trabajo simples, poco especializadas. No se puede privilegiar de personal suficientemente capacitado para sacar el máximo fruto a su idea o ideas de negocio por falta de recursos financieros.
- Suele haber una visión a corto plazo porque la gestión del día a día hace perder la perspectiva de futuro. Una planificación pobre hace al negocio menos eficaz y eficiente.
- Complicaciones en la comercialización y promoción de su servicio por la inaccesibilidad al entorno publicitario y de marketing.
Todos estos puntos que se marcan no se comentan para bajar el ánimo y el entusiasmo, sino justamente por lo opuesto. Se necesitan conocer los puntos débiles para sacarles el mayor provecho y trabajar sobre ellos, trasladándolos del desconocimiento a la consciencia, que es la única manera de poder tomar el control y mejorar a medio y largo plazo.
También es importante remarcar aquellas ventajas que se tiene sobre las grandes empresas, y una de ellas es la flexibilidad, que es la capacidad que tiene el pequeño negocio de adaptarse rápidamente a los cambios que van produciéndose.
La flexibilidad aporta rasgos como la cercanía a los clientes, abriendo paso a oportunidades de conocer de forma directa las necesidades y gustos de los clientes o usuarios.
Es así cómo durante el proceso de desarrollo del proyecto, el emprendedor se va convirtiendo en empresario, aprendiendo a priorizar tareas, acudiendo a su capacidad de análisis y sabiendo distinguir las urgencias de las prioridades.
Bibliografía y Webgrafía
- Fundamentos de gestión empresarial.
Julio García del Junco
Cristóbal Casanueva Rocha
(coordinadores)
Ediciones Pirámide /Grupo Anaya, S. A.), 2002
- MF1788_3: Planificación e iniciativa emprendedora en pequeños negocios o microempresas.
Ignacio Martínez Candil
Cano Pina, SL, 2016
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